24 de diciembre de 2012

Ventanas en el túnel

Queridos necios:

Hoy me dirijo directamente a vosotros. Aparco por unas líneas las últimas entradas de desamor de quinceañero algo más sentimentales para explicar como la situación de este que escribe parece ser que avanza.
Todo esto que sé que de vez en cuando leéis, no es más que la vía de escape de alguien que espera en un futuro ejercer la profesión de periodista. Generalmente no son más que líneas desordenadas y pensamientos inconexos, pero, se puede decir que es lo que sale.
La cuestión que me trae a escribir aquí hoy es el hecho de que parece que en este túnel sin un final muy claro, he encontrado un par de ventanas. Un par de pequeños puntos de luz que ayudan a recuperar fuerzas para continuar con más ganas ante un futuro un tanto incierto. 

La primera de estas vías me la encontré hace un par de meses. El sitio adecuado, el momento adecuado y la ayuda adecuada. El resultado es que desde entonces colaboro en el periódico mensual gratuito AunMetrodeSevilla. Esto me está ayudando a coger experiencia y a conocer el periodismo de manera más real. Son artículos veraces, entrevistas hechas de verdad y una publicación que llega a más de 40.000 personas. Es un orgullo coger el periódico y que esté ahí tu firma.

La segunda de estas motivaciones recibe el nombre de Muy Buenos Días, y es una pequeña web en la que estoy escribiendo desde hace casi un mes. Para aquel que aún no se haya metido, en dicha web hacemos nuestro particular informativo cinco estudiantes de periodismo. Digo particular porque no pretendemos informar como el resto de medios. En nuestra página solo tienen cabida las noticias positivas, "porque no todo son malas noticias". Os la recomiendo.

La tercera y la que me tiene nervioso es el hecho de que me han concedido las prácticas como becario en la cadena televisiva TeleSevilla. Empiezo en menos de una semana, y estoy loco por que llegue el día. Aunque sean unas prácticas universitarias con fecha de caducidad, entrar y conocer un medio completamente profesional es algo que me hace sentir que lo que estoy haciendo sirve para algo.

Como podéis comprobar, si uno esto a la universidad y al trabajo de siempre, el tiempo es bastante escaso. Espero que si hay alguno a todo el que le guste lo que suelo escribir, tenga paciencia y comprenda que el poco movimiento del blog es por motivos de peso.
Por último, y no quiero que se me olvide. Con la entrada anterior, el blog llegó a las 24.000 visitas. 24.000 GRACIAS A TODOS.
Un abrazo

"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad." 
Victor Hugo (Novelista francés)

22 de noviembre de 2012

Amor oxidado

Resultaba curioso leer la cantidad de cosas que la gente es capaz de poner en la puerta de un servicio público. Mientras me relajaba en la tranquilidad de mi silencio, me hacía gracia leer las ocurrencias de algunos “poetas de váter”. Desde el típico “Te quiero Claudia” hasta alguna semi-reflexión profunda del tipo: “Dicen que tendremos el cielo que en la Tierra nos ganemos, pero el premio siempre es triste porque tienes que morirte para que un día lo disfrutemos.”

Mientras sonreía por lo que acababa de leer, me subí los pantalones y tiré de la cadena. Salí a la zona de lavabos y froté mis manos de forma mecánica mientras me miraba en el espejo, roto y lleno de pintadas.
El reflejo me mostró un rostro cansado. El de un bicho raro al que nadie entiende y que se siente siempre fuera de lugar. Ese rostro que daba la sensación a muchos de que iba por encima de las circunstancias y, por el contrario, estaba sólo y triste.
El día de trabajo había sido duro. Los cinco minutos sentado sobre la fría taza habían sido los mejores de toda la jornada. La noche era cerrada, los coches pasaban a toda velocidad, y el sonido de las ambulancias de un hospital cercano era la mayor sensación de vida que podía sentirse en varias manzanas. Cada vez que sonaba una, me decía: “Un niño que nace”. ¿Para qué pensar algo negativo?
Como cada semana, me senté en la parada del autobús, esperando que ella viniese a recogerme. Miré el reloj y comprobé que no debía tardar mucho. A la vez que metía de nuevo la mano en el bolsillo me deslumbraron las ráfagas de su coche al acercarse.
Cuando me monté, un frío beso sirvió de saludo. Después, ella comenzó a hablar sin parar. Yo, me dediqué a escuchar sin ganas, lamentando un poco no poder interesarme. Sus frases entraban en mí como cuando la lluvia golpea las ventanas. Sólo pude pensar en el hecho de que hubo un tiempo en el que sólo con hablar conseguía que los problemas se hiciesen pequeños y las respuestas cobrasen sentido.
Sin darme cuenta, el coche se detuvo en el motel de siempre. Subí a la habitación que tanto conocía y me vi inmerso en otra sesión de sexo automático. Sabía que es lo que tenía que hacer para llegar a casa lo antes posible. Me moví de forma rutinaria y me acomodé de tal manera que no tuviese que hacer mucho esfuerzo. Incluso bostecé un par de veces sin que ella lo notara.
Al terminar, sin dejar apenas tiempo para una muestra de cariño, me levanté y me metí en el baño. Estaba cansado de que me repitiese que esto era así por mi culpa. Ya se había llevado años con la absurda idea de que viviésemos juntos y nos casásemos. Yo no tenía tiempo para tonterías de niños y matrimonios. Pasado un tiempo, y viendo que yo no avanzaba, ella se cansó de esperarme y arregló su vida. No la culpo. Sin embargo, me gusta que tenga la necesidad de verme. Aunque esto ya no sea más que un amor oxidado. Aburrido de lo físico pero demasiado ocupado como para sentir algo más.
Escuché como se cerraba la puerta de la habitación. Salí de nuevo y me asomé por la ventana. Ella volvía a casa. A su vida, a su realidad. Su marido la esperaría en casa como siempre.
Yo, bajé a recepción. El muchacho me dijo que la mujer ya había pagado. Y, como siempre, volví a casa solo. Demasiado ocupado como para intentar crear una vida de verdad. Demasiado egoísta como para amar a alguien además de a mí mismo.


"Un artista crearía cosas hermosas,
pero no pondría nada de su vida en ellas."
Oscar Wilde. (El retrato de Dorian Gray)

1 de octubre de 2012

Dibujo

Sentado en dirección a la puesta de sol, le pido que me diga sobre qué quiere que escriba.
- Dime un tema, y yo lo dejaré fluir.
- No escribas – me responde – Pinta algo. Dibújame a mí. Como me ves.

Como si de un juego se tratase, cojo mi pincel impresionista y me dispongo a pintarla de la mejor manera que se:

“Me fijo en ti y veo como tu larga melena es mecida por el viento. Con mucho mimo, como si de cantarle una nana se tratara. Estás radiante. No necesitas sentirte guapa para deslumbrar.
El reflejo del agua en tus ojos me hace recordar algunos instantes. Creía que no me daba miedo que fuese otro el que les diese nombre a tus hijos. ¡Qué forma de equivocarme!
No puedes evitar reírte al ver que te miro. Esa sonrisa que me demostró que no todo tiene por qué tener fecha de caducidad.
Agacho la mirada porque siento que me sobrepasas. Veo como tus pies se funden con la arena. La pisas y la moldeas a tu antojo sin darte cuenta. Mostrando esa fuerza oculta que crees que no tienes. Empeñada en enseñarme que no se trata de darle más años a la vida, sino más vida a los años. Porque no puedes imaginar lo que me gusta ser parte de tu cuento, parte de tus noches. Me gusta compartir tus penas y tus alegrías. Compartir tus risas, tus llantos. Conocer tus virtudes y acompañar tus manías.
¿Manía? Como esa de juntar y apretar los labios para mostrar todo lo pequeña que puedes llegar a ser.
Te pones de pie y veo tu figura en todo su esplendor al contraluz del atardecer. Como atardecía la tarde que te pedí todo sin palabras. No podía decírtelo, porque si me decías que no, yo no podría seguir enamorado. Y, ¿qué hay más emocionante que enamorarse dos veces de la misma mujer? Enamorarte a ti.”

Al terminar, le doy la vuelta al papel y le enseño mi “dibujo”.
- Odio que siempre utilices los mismos trucos.

Fdo: El del arte por el arte.

12 de agosto de 2012

Barra de bar

Tras varias madrugadas consecutivas de insomnio, decidí que esa noche no iba a quedarme en la oscuridad de mi balcón. Estaba cansado del ventilador y de la luz incandescente del pitillo. Por ello, salí a pasear. A la vez que caminaba, esa cuarteta que hice tantas veces mía sonaba sin cesar en mi cabeza: “Y la esperanza en un mundo mejor se convirtió en mi emboscada…” Me detuve un instante a mirar el cielo, me senté en la grava de una rotonda a la vez que me sentía feliz y en sincronía después de meses. Allí era una de las pocas zonas de la ciudad donde el cielo valía más que la tierra. Ni tinieblas ni enemigos. El estruendo de una ruidosa jauría me hizo retomar mi viaje, pero más feliz que antes de empezar.

El camino me condujo a un luminoso que rezaba: “Oblitare.” Al darme cuenta de que era lo que buscaba, abrí las puertas y traspasé el umbral. Una vez dentro del bar, comprobé como las cosas habían cambiado. Echaba de menos ese ambiente cargado y nublado de cuando aun dejaban fumar. Daban ganas de pedirle a los no fumadores cuenta por fumar pasivamente sin pagar.

La escena era dantesca. En primer término un octogenario se tambaleaba ampliamente, perjudicado por los efectos del alcohol. Justo detrás de él la Vieja afilaba la guadaña mientras el anciano elevaba su vaso. No nos enseñan a esperar la muerte y parecía que él estaba dispuesto a buscarla antes de su llegada.

Un poco más lejos podían verse un par de hombres de mediana edad. Engalanados con mono de trabajo, afortunadamente, criticaban la pesadez y la inutilidad del trabajo - Malditos ineptos – pensé para mí.

Al fondo de la barra no había más que ese olor a olvido barato. Ella lloraba como lloran los ángeles. Desde luego se veía que la situación era crítica. Llorar así es muy triste, hasta las ventanas se ponen blandas.

Me acerqué al camarero y le pedí una copa de la bebida más fuerte que tuviese.
- No se lo recomiendo. Un cincuentón como usted no aguantaría eso que está pidiendo.
- No me digas lo que puedo o no puedo aguantar – dije con avidez - Dudo mucho que tengas todo el alcohol que necesito para olvidar – solté un suspiro y bajé el tono de voz con pesadumbre - Me quedo en la calle. La empresa hace unos meses me obligó a renunciar a mis años de antigüedad para mantener el puesto y ahora les ha bastado sacudir las migajas que les quedaban de dignidad para dejarme en la calle.

Los minutos y las horas pasaron rodeados de alcohol y borrachos. Sólo recuerdo mis dedos tamborileando sobre la barra pidiendo otra copa más y mis lágrimas resbalando por las mejillas. Lo había repetido mil veces. No dejaría caer la pena sobre mi familia. Si nadie me entendía, lloraría en mi propio hombro.

Al volver a casa torné la vista atrás y descubrí algo que me sorprendió aún más. Jamás pensé que pudiesen existir los amaneceres tristes, esa fiesta de la luz no podía serlo.

Finalmente, acabó siendo una noche de descanso para mi torturado cerebro, que llevaba noches trabajando sin tregua, debatiendo en la oscuridad de mi insomnio.

19 de julio de 2012

Insomnio


Como tantas noches de verano, sigo dando mil y una vueltas en la cama. El desvencijado somier es testigo y cómplice de mis movimientos. La luz de la farola que entra por el balcón, dulce y anaranjada, muestra que aún queda madrugada.
Las sábanas cubren algo más de la mitad de mi piel, el calor es asfixiante y los ronquidos del otro lado del pasillo tampoco ayudan a conciliar el sueño. Me levanto empapado mirando con odio la inutilidad de las aspas de ese viejo ventilador.
Me asomo a la ventana y veo una noche salvaje, cálida, con una luna pálida, recostada como si la hubiese volcado el termómetro solar.
Mientras saco un cigarrillo y lo enciendo en la semioscuridad de la madrugada sevillana, pienso en todo lo que ha dado de sí este tiempo.
Echo un vistazo a las estrellas y recuerdo aquella frase que dijo sin necesidad de soltarla: << Sabes que soy diferente. Alguien que no se enamore nunca, cuando una relación se acaba, pues se acaba. Puede que no sufra, pero seguro que no vive lo que yo vivo >>  Eso era ella. Vida rebosante en cada esquina. Voló y se mostró como lo que siempre quiso ser, una incógnita para la mayoría. Por eso, cuando escuché la frase, suspiré aliviado.
Giro la vista hacia  el rojo incandescente del pitillo a la vez que recuerdo otra noche de conversaciones diáfanas. En ella, él me decía: << Yo no creo en las fechas de caducidad. ¿Qué es eso de cortar por lo sano? Cortar aquellas sonrisas, aquellas miradas… No, eso tiene que durar>> Parecía un poeta al más puro estilo Garcilaso. O Mr. Hyde cuando salía desenfrenado en cualquier página de su novela de Stevenson. No sé realmente si esa frase la decía para justificar sus errores o porque realmente creía en eso de que se acaba queriendo siempre lo que no se tiene.
Levanto la cabeza a la vez que sigo pensando para mí.
 Menos mal que el tiempo me ha acabado enseñando una lección. No debemos empeñarnos en ser perfectos o buscar la perfección a nuestro alrededor. << ¿Sabéis por qué?>> Le digo a ambos desde la soledad de mi balcón. << Porque estamos aquí para ser feliz>>

4 de junio de 2012

Como dos niños

Despierto con el silencio de unos labios amigos. Al verlo, me doy cuenta que sólo se dedicaba a mirar de soslayo cada uno de mis gestos. Sintiendo cada latido, cada centímetro de mi alma.

Yo, mientras, soñaba con esa mano que me animaba a seguir. Con esa cobardía oculta, que al final acababa volviéndose en contra. La imaginación avisaba y vislumbraba los movimientos. Parecía que era capaz de notarlo y aumentaba la distancia. El cuaderno de bitácoras ya roto era sólo un presagio de que en esto de la piratería quien se queda atrás, se deja atrás. A fin de cuentas, como la tarde del sofá, la película y la ventana entreabierta, todo está de paso en tu vida.
Lo peor de todo, lo que parecía que hundía más las palabras, era el hecho de no pensar que la mayor decepción se produce cuando te mienten sabiendo ya la verdad. En el fondo lo entendía. Conocíamos cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes. Era una obviedad que por eso los labios permaneciesen cerrados. Que la distancia aumentase. Es más, ¿cómo exigir algo que tú has pedido que te ayudaran a evitar? ¿Con qué derecho se hace eso?
Era evidente el motivo por el que allí nos quedamos, como dos actores de una pésima película olvidada. Ese living las Vegas tan peculiar, que sonaba a submarino amarillo de esos que no recuerdan cómo salir a flote. Y es que, ¿sabía acaso qué es lo peor del amor cuando se acaba? Si no lo sabía, podría decírselo yo.
Por eso la despedida se produjo en ese instante. Sólo fue despedida cuando miraba esos labios. Esos labios que había deseado alguna vez. No ahora, pero sí en algún instante de lucidez pasado.
Y la verdad, es que éramos como dos niños que se han hecho amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres tiran de ellos y los arrastran. Ese dolor dulce y esa esperanza. Esperanza de que cuando se vuelvan a ver sean capaces de reconocerse...

Porque, puede ser que te dijese que te fueses. Quizás fui yo quien te pidió esa despedida. Pero realmente, lo que quería decir es que si te ibas, como dijo el maestro, que no fuese ni muy lejos ni por mucho tiempo.

8 de mayo de 2012

¿Me cuentas un cuento?


¿Me cuentas un cuento? Necesito que me protejas.

Acurrúcate a mi lado y envuélveme con tus brazos. Hace mucho frío ahí fuera. Los problemas son mucho más grandes lejos de estas sábanas. Las tristezas, más duraderas.

Yo sólo te pido que sigas aquí, que esperes a que me duerma. Hoy me da miedo el aire. La soledad me ha llegado rodeado de personas y no sé cómo decirle que no la necesito. Te necesito a ti. Necesito tus caricias, tus sonrisas, tus palabras tranquilizadoras. Ven a mi lado. Me da igual el disfraz que te pongas. No me importa que me digas lo que sientas y lo que piensas, pero por favor, en este momento lánzame una cuerda que me ayude a salir un segundo.

Ya se me olvidó esa estúpida idea de que soy perfecto. La máscara de malo del cuento dejó de serlo y me da miedo que no vuelva a acompañarme. Ahora me conoces como lo que soy, un mortal más. Ni soy tan increíble como pensabas ni tan santo como me vendía. Pero es que, ni siendo yo muy diablo has dejado de confiar en mí.

Ven, por favor. Te regalo mi catálogo de sueños. Me he pasado la vida soñando, y cuando los sueños se gritan se cumplen. Si te quedas aquí, no lo necesito. En él hay algunas sombras dulces y otras oscuras. No uses la ruleta, decide la que quieres y te hará disfrutar como ha hecho conmigo. Si quieres, también puedo regalarte mis manos. Yo no te las aconsejo, han cargado algunas mentiras. Y es que, me han querido con locura, pero a veces, esa locura no me ha valido a mí.

Si quieres, también, el cuento te lo puedo contar yo. Tú quédate a mi lado y duerme tranquila que a veces hasta escucharte hablar en sueños me basta. Nunca he sabido acabar de una manera elegante.

Ya sé todo lo pequeño que soy. Tú guárdame el secreto y estaré contento. No me dejes huir, no me dejes esconderme. Ayúdame a levantar la cabeza frente a mis miedos. No permitas que nadie robe mis recuerdos, mis felicidades.

Necesito que me protejas. ¿Me cuentas un cuento?

3 de mayo de 2012

Crónica de una muerte anunciada


Así fue. Minuto 90 de partido. Falta en la media luna del área local. Tira Beñat, toca el poste y gol. El tercero en 180 minutos. Ese fue el fin del derbi sevillano. Con él, se fue la ilusión de una hinchada aún esperanzada con arañar esa sexta plaza que se aleja definitivamente.

El partido, como suele ser en los derbis, no tuvo demasiado. El Sevilla comenzó mandando como era lógico por sus presuntas aspiraciones así como por su condición de local. En el minuto cuatro ya se había adelantado con gol del vallecano Negredo. Sin embargo, parece que solo fue de nuevo el espejismo de un equipo empeñado en caerse cada vez que alza la cabeza a Europa. La primera parte transcurrió con dominio del balón sevillista y con falta de acierto en los metros finales. El Betis, por su parte, se limitó a esperar y a ver venir los acontecimientos muy bien posicionado. En el minuto 42, falta en el borde del área. Chut del vasco Beñat al palo del portero, toca en la madera y dentro.
La segunda parte tiene un resumen bastante simple. El Betis juega con los nervios y las imprecisiones de un Sevilla atenazado. Corre más, es más listo, y lo que casi siempre resulta fundamental. Tiene esa chispa de suerte necesaria para ganar. Como hemos dicho con anterioridad. Otra falta al borde del área en el minuto 90 con el mismo resultado que la de la primera mitad. Fin de la historia. Son cosas de fútbol. Lo que lo hace a veces tan imprevisible y tan bonito a la vez.

Sin embargo, la derrota del Sevilla hoy es mucho más que eso. Lo de hoy ha sido la conclusión de una temporada desastrosa y que se veía venir debido a una pésima planificación.
Muchos somos los sevillistas que volvemos hoy a casa desilusionados con un equipo que parece haber caído por completo. Una plantilla sin alma, o sin la calidad suficiente, para cumplir unos objetivos demasiado ambiciosos a principio de temporada. Aun así, el enfado del sevillismo no es debido a esto. Lo que a muchos sevillistas nos cabrea es el hecho de que se nos siga “vendiendo la moto” con un ciclo más que acabado. Mirando uno por uno los jugadores de esta plantilla, y las ventas y los fichajes de las últimas temporadas, lo que es necesario es empezar de cero. Hace falta una renovación de verdad. No las medias tintas de los dos últimos veranos.
Para empezar, un entrenador que sea capaz de inyectar pasión y ganas por una profesión y unos colores. Que cuente con una de las mejores canteras de Europa y que desborde sevillismo por los cuatro costados. No hace falta que diga de quién hablamos.
Por otro lado, el sevillista pide claridad. Que no pretendan vendernos al nuevo Dani Alves cada vez que fichamos un lateral derecho mediocre. O mejor, que se olviden de decirnos que el entrenador pide una plantilla corta para apoyarse en la cantera, y por otro lado vendamos al delantero que más goles ha metido en los últimos años en el filiar por un millón de euros y al resto de los canteranos los siente el entrenador domingo tras domingo en el banquillo. Eso no le vale al sevillismo. El aficionado de verdad no pide ver finales ni ganar títulos. El SEVILLISTA lo que pide es que once guerreros se rompan el pecho por este escudo y esta camiseta. Y eso, lamentablemente, hace ya bastante tiempo que no lo vemos.

Sin embargo, el deporte es algo cíclico. Hoy estás arriba y mañana puedes caer. Llevo casi 15 años yendo cada domingo al Sánchez Pizjuán y he visto a mi equipo desde arrastrarse por los más tristes campos de la segunda división hasta ganar títulos a nivel europeo y mundial. Este año ha tocado la cruz. El año que viene volveré a sacar mi abono en el Gol Norte de Nervión con la esperanza de disfrutar con mi equipo. Y animaré cada partido en ese estadio al que me llevaba mi abuelo de la mano con sólo 6 años. Y es que, el sentimiento que se puede tener pos unos colores y un escudo están muy por encima de los resultados. Por eso, ¡ahora más que nunca SEVILLA FÚTBOL CLUB!



22 de abril de 2012

Recuerdos de una futura tarde olvidada

Y allí seguíamos. Tirados como dos adolescentes que se creen adultos, pero que se ilusionan casi con la misma facilidad del niño de la canción del barquito. La plaza semicircular tenía la perfecta pendiente para estar tumbados recibiendo los rayos del sol a la vez que mirábamos la majestuosidad de la torre. “Oh, donna mía” te dijeron mientras disfrutabas del refresco. Tú, te limitaste a sonreír con la inmensidad de tus labios y regalaste a ese pobre de amor y dinero una de las mitades de su rompecabezas.

- ¡Qué te gusta hacerte el falso poeta! – me susurras al oído – Deja de escribir y ven conmigo. Aún nos quedan muchos sitios que rememorar.
- Ahora voy. Adelántate que me quedan un par de líneas. Un cierre para la historia.

Mientras te alejas te miro, tan llana y tan atractiva como siempre. Te agachas y te desnudas los sueños mientras te atas los cordones. Siempre ha sido tu especialidad la de regalar alegría allá por donde vas. Menos mal que no sabes que de vez en cuando te robo una pizca. Enfrente de mi escritorio guardo todo lo que necesito.
Me levanto y corro a tu lado. Nos esperan unos hombres de azul remando y una foto en la plaza del famoso robo.

- ¿Será el mismo gondolín de la otra vez? – te digo a la vez que te alcanzo.
 - No te empeñes e que todo sea igual. Han pasado años. Cada cosa tiene su momento.

Saco de nuevo el blog y anoto:
“Ahora que la adolescencia nos mira con añoranza le digo que no se vaya. Que me gustaría ser de nuevo un poco más niño.”
Fdo. El del arte por el arte.

11 de abril de 2012

El rey de las cosas pequeñas

Queridos necios:
Hace un par de semanas, mi amigo Mario Romero me contó que había ido a ver un monólogo y que le había encantado. Cuando le pregunté que quién era el autor, me sorprendió escuchar el nombre de Luis Piedrahita. Y es que, durante varios años, ese “canijo de gafas y flequillo en la cara” había sido mi humorista favorito en noches de “El Club de la Comedia” o en aquellos ratos de radio con Pablo Motos en “No somos nadie”.Sin pensármelo dos veces, me dirigí al Teatro Quintero a comprar un par de entradas para la actuación de la noche siguiente. Quería volver a disfrutar del humor que apasionaba a ese niño de 15 años que yo sabía que no andaba tan lejos.
Yendo para allá, me acordaba del mítico monólogo de los juguetes playeros o de aquel otro de los frutos secos. Aunque hacía tiempo que andaba bastante desconectado de los pasos de Luis, ni su trabajo podía haber cambiado tanto, ni mi sentido humor era tan distinto al de entonces.
Al día siguiente, allí estábamos nosotros. En la fila tres del teatro. Cuando Piedrahita salió al escenario, volvió a aparecer el rey de las cosas pequeñas frente a mí. Ese humor inteligente, ingenioso y completamente blanco. Capaz de producir carcajadas a partir de los objetos más insignificantes o aparentemente menos llamativos. Fue más de hora y media en la que él solo llenó el escenario con sus palabras y sus gestos.
No sólo fue humor por diversión. Hubo momentos en los que incluso hizo pensar al público con alguna reflexión como ya había hecho en algunas actuaciones de “El hormiguero”.Al terminar, una larga y cálida ovación colmaron el trabajo de un humorista que parece no envejecer nunca.
Nosotros, volvimos a casa un poco más niños y recordando que quién nos hace reír es un cómico. Quien nos hace pensar y luego reír es un verdadero humorista.

Para acabar, aparte de los ya enlacades, tres de mis monólogos favoritos.
Un abrazo.








"Un cacahuete flotando en una piscina...
¿sigue siendo un fruto seco?"

Luis Piedrahita

21 de marzo de 2012

Premios Liebster


Para toda persona a la que le gusta escribir y ser leído, cualquier tipo de reconocimiento le supone gran alegría, a la vez que una grata sorpresa. Y esto, es lo que me pasó al conocer que David Martínez y su blog Ave de Paso habían considerado este rincón de internet digno de estar seleccionado entre sus Premios Liebster.
Estos premios, para todos aquellos que no los conozcan, son una iniciativa mediante la cual se reconoce el trabajo de un blogger por parte de otro blogger. Cualquier persona que haya sido galardonada anteriormente, está en el derecho de seleccionar sus cinco blogs favoritos y otorgarles este simbólico premio. De esta manera, se pretende crear una cadena que dé a conocer distintos y variados blogs. Las únicas normas que debes seguir si resultas premiado, son las siguientes:

- Copiar y pegar el premio en el blog enlazándolo con el blogger que te lo ha otorgado.
- Premiar a tus cinco blogs favoritos con la condición de que tengan menos de 200 seguidores y dejarles un comentario en sus entradas notificándoles que han ganado el premio.
- Confiar en que continúen la cadena premiando a su vez a sus cinco blogs preferidos.

Aunque son muchos los blogs que sigo y la mayoría de ellos podrían llevarse este premio, son sólo cinco a los que puedo premiar. Espero que cualquier persona que pase por aquí se digne a visitarlos porque en ellos podrá encontrar cosas muy interesantes.

- El Fregonero. Como él dice, “Otro simple punto de vista.” En este blog, Carlos García nos muestra su particular visión de lo que es el mundo. En él, podemos encontrar desde sus primeros textos con quince años a la mayor veracidad periodística en la actualidad.

- Carnívoro cuchillo. Blog atrevido, inconformista y, sobre todo, muy literario de un futuro buen periodista. Si quieres escritos que te hagan pensar y reflexionar, es el sitio que buscas.

- Disparatarium. Aquí, podéis encontrar lo que supone el banco de pruebas de todos los proyectos de MMNogales. Cultura, teatro, opinión y alguna que otra locura son las bases de un blog, que por mucho que piense su creador, nunca estará en crisis.

- El alma de un trovador. Un trovador era aquel que se dedicaba a contar las hazañas de los grandes héroes, alguien que se dedicaba a entretener con música e historias. Muchas de estas personas, en algún momento añorarían ser los protagonistas de sus historias. Ángel ha conseguido serlo.

- Ave de Paso. No podía faltar entre mis premios. Blog trotamundos de un futuro filólogo inglés. Viajes, recomendaciones, vivencias, relatos, pensamientos y aventuras por el mundo.

7 de marzo de 2012

Cuaderno de Bitácora

Martes 10 de enero de 2012 1652. Todo sigue igual. Una noche más el segundo de a bordo toma el mando de la pluma y el papel:

La mar parece calmada. Por el ventanuco del camarote del capitán veo el agua muy tranquila y azul. A lo lejos se ve algún tramo turbulento y oscuro, pero eso ya lo hemos pasado y queda superado.
El viento arrecia, unas veces a favor, otras de costado. Lo único imprescindible es que los marineros sigan siendo capaces de recibirlo de la manera correcta. De momento, en ese aspecto me encuentro tranquilo.
El rumbo permanece constante. No niego que durante la travesía hayamos hecho algún circulo sin sentido, pero es preferible desandar lo andado y afianzar la dirección apropiada.

La tripulación sigue indecisa, temerosa, a veces incluso un tanto desubicada. Desde que el capitán nos dejó, no ha sido nadie capaz de llenar ese hueco. Es complicado encontrar alguien que sepa tanto de navegación y que conozca cada uno de los rincones de este navío.
Sin embargo, la tripulación decidió que lo mejor para el devenir de esta aventura era prescindir de su labor. La mayoría de ellos, entre los que me incluyo, han navegado con él durante años, y vieron el empeño y el esfuerzo que hizo por que el barco no se hundiera en los peores momentos. Fue capaz de entregar casi su vida por la defensa de una guerra que a veces se le escapaba de las manos. Hubo puertos en los que tuvo la posibilidad de bajar y naves más poderosas que le ofrecieron la capitanía; pero él, prefirió seguir.

No obstante, el capitán era una persona complicada. Todavía hay parte dentro de los mandos que no tiene muy claro si era una persona buena o mala. Personalmente, mi opinión es que probó lo que se siente al ser malo y le gustó demasiado como para ser capaz de evitarlo en el transcurso de su vida.

Ya lo echaron de su otra nave. Se llevó años ocultando en el fondo de la bodega sus más oscuros secretos, y hubo un momento en el que necesitó explotar. Ese gesto le honra, y puede que incluso por eso, los marinos hermanos le mantienen un cariño que él sabe que no merece. Una vez la otra nave lo había abandonado, salieron a relucir los errores y las injusticias cometidas con esta tripulación. Por una vez intentó ser honesto casi desde el principio, y creo que no le salió por miedo a ser abandonado en puerto.

Y allí se quedó. Aun lo recuerdo con la cabeza entre los brazos y el miedo en las pupilas. Sus dos navíos, sus más fieles compañeros durante años, decidieron prescindir de él. En el fondo sabía que era lo justo, pero se llevó varias estaciones lamentándose por ello.

Desde entonces, son pocos los mensajes en botella mandados por el viejo capitán. Según nos contó en uno de ellos, decidió empezar de cero. Compró un bote y navego durante días con la necesidad de redimirse de lo ocurrido. Al parecer, encontró un pequeño barco en busca de marineros, y desde entonces parece que las cosas le van mejor.
Decidió presentarse a la tripulación como lo que es: un navegante cansado, con ganas de encontrar un barco que explorar y unos mares que surcar. No ocultó su historia, y se arriesgó a no ser aceptado en su nueva aventura. Sus errores del pasado le han hecho crecer, y aunque las cicatrices en su piel aún son visibles, los remiendos son casi tan buenos como los que estamos utilizando nosotros en la nave.

¡Mucha suerte capitán!

20 de enero de 2012

Trabajo de Periodista (1): Entrevista a Antonio Luna

Queridos necios:
Después de 3 años de carrera, parece que por fin nos piden que realicemos algo parecido a lo que presumiblemente será nuestro futuro. La tarea, realizar una entrevista a algún personaje conocido. El contexto, el que cada uno de nosotros quisíesemos.
Por supuesto, yo busqué alguien conocido en una de mis pasiones, el Sevilla Fútbol Club. El elegido, el canterano Antonio Luna. Espero que os agrade el desarrollo de la entrevista:


Tras seis meses de cesión en los que el canterano sevillista disfrutó de los minutos en primera que necesitaba para crecer, a finales de mayo, Antonio Luna volvía a la capital hispalense con la ilusión de ganarse un puesto en la plantilla sevillista. Sin embargo, la convocatoria con la selección española sub 20 para disputar el mundial durante el mes de agosto, provocó que no pudiese realizar la pretemporada con el equipo y ganarse la confianza del nuevo técnico, Marcelino García Toral.
La temporada comenzó, y los partidos se sucedieron sin que viésemos al natural de Pedrera siquiera en las convocatorias del Sevilla. Gracias a su trabajo y esfuerzo, parece que poco a poco va entrando en los planes del míster y va disfrutando de minutos.
Debido a esto, y a las ganas de conocer un poco más su pasado y sus sensaciones con respecto a la temporada, nos pusimos en contacto con él. Antonio, por su parte, estuvo dispuesto desde el primer momento a ser entrevistado y se mostró encantado de poder colaborar en el pequeño proyecto de un humilde estudiante de periodismo.

P: Comenzamos la entrevista con la idea de conocer un poco más a Luna. Llegas al Sevilla de niño muy joven, ¿cómo se produce esa llegada?
R: Fue tras un partido amistoso que jugamos la selección Peloteros de la Sierra Sur, donde yo jugaba, contra el Sevilla. Le llamamos la atención dos compañeros y yo a Pablo Blanco, director de la cantera, y a raíz de ese partido estuvimos varias semanas entrenando con el Sevilla hasta que llegamos a firmar.

P: ¿Quién era tu jugador favorito de la niñez y en quién te has fijado para formar tu estilo de juego?
P: La verdad es que no he tenido ningún ídolo en concreto, pero sí que es verdad que siempre me ha llamado la atención Ronaldinho por sus genialidades imposibles. Respecto a mi estilo de juego, por mi demarcación, siempre ha sido un referente para mi Roberto Carlos. Creo que ha sido uno de los mejores futbolistas en su posición de todos los tiempos.

P: Si con 19 años estabas ya jugando en primera división, ¿qué equipos de los escalafones inferiores te has saltado?
R: He pasado por todas las categorías inferiores del Sevilla menos por el primer año de juveniles. Esa temporada salté directamente a liga nacional.

P: De toda tu carrera, ¿Cuál ha sido el momento más duro?¿Y el más feliz?
R: El momento más duro, sin duda, fue mi primer año de filial, cuando empecé la temporada jugando de inicio y, de repente, por decisión técnica no volví a participar más hasta pasados 4 meses cuando cesaron al entrenador. El más feliz, lógicamente cuando salí campeón de la Copa del Rey con el primer equipo del Sevilla.

P: A pesar de jugar en primera división, sabemos por los que te conocen que eso no te ha cambiado y que sigues muy unido a tu familia y a tus amigos de siempre. ¿Qué podrías decir sobre esto? ¿Tienes miedo a que el futbol te cambie?
R: Para nada tengo miedo. En este aspecto tengo las cosas muy claras porque sé que sin el apoyo de mis familiares y amigos no hubiera llegado a la élite. Se lo debo todo a ellos y, pase lo que pase en un futuro, va a seguir siendo así.

P: Cuando te dice el mister que juegas de titular la final de la Copa del Rey en el Camp Nou, ¿qué es lo que pasa por tu cabeza?
R: Fue de los momentos más especiales de mi corta carrera. En pocos segundos se me pasaron por la cabeza muchos momentos vividos en la cantera en 10 años.

P: De todos los aspectos futbolísticos, ¿Cuál considerarías que es tu fuerte? ¿Cuál otro mejorarías?
R: La competitividad creo que es uno de mis fuertes y mi falta de concentración en momentos puntuales es algo que debo mejorar.

P: Volviendo a la actualidad, ¿Cómo te encuentras en este momento?
R: Ahora mismo, después de varios meses sin participar y entrar en juego, me encuentro lógicamente en el mejor momento de la temporada porque el míster esta confiando en mí. Espero que con trabajo y perseverancia esta situación no cambie (cruza los dedos y rie).

P: ¿Te ha perjudicado mucho el no poder hacer la pretemporada con el Sevilla por estar con la selección española?
R: Una vez ha pasado todo, es más fácil hablar, pero sinceramente creo que sí me ha perjudicado un poco, porque no he podido competir con mis compañeros por un puesto y ha sido un mes en el que no he podido empaparme de la filosofía y estilo de juego que proponía el míster. Por lo tanto, es algo que llevaba de desventaja respecto a mis compañeros.

P: ¿Qué destacarías de la forma de trabajar del técnico actual del Sevilla FC?
R: Pienso que es un entrenador con las ideas muy claras y bastante trabajador, y esto nos afecta positivamente a nosotros.

P: De la actual plantilla del Sevilla FC, ¿Cuáles son los jugadores con los que tiene mayor afinidad?
R: La verdad que tengo buena relación con todos, pero evidentemente con algunos sí tengo un poco mas de afinidad, como con mis compañeros que conozco de cantera: Luis Alberto, José Campaña y otros como Alexis y Coke.

P: Por tu pasado en el Sevilla Atlético, conoces a la mayoría de los jugadores de allí. De todos ellos, ¿cuál crees que es el más capacitado para dar el salto al primer equipo?
R: A día de hoy, pienso que el que está un poco más cerca del primer equipo es Luis Alberto. El club tiene muchas esperanzas puestas en él y seguro que con la calidad que tiene, en poco tiempo lo tendremos como un fijo en la primera plantilla.

P: ¿Qué balance haces de lo que va de temporada? Tanto personal como del equipo.
R: En lo personal, ahora estoy contando con la confianza del míster y estoy teniendo minutos. Cosa que antes no tenía. Por lo tanto, es positivo. En el aspecto grupal, estamos metidos en la zona de arriba pero por circunstancias no estamos todo lo alto que debiéramos. Pienso que tenemos mucho margen de mejora, así que a trabajar.

P: ¿Crees que cuida el Sevilla a su cantera tanto como se dice?
R: En general, en la mayoría de las canteras de futbol españolas, no se por qué, parece que ser canterano es perjudicial en vez de beneficioso. Nos cuesta más trabajo llegar a la élite en nuestro club de toda la vida. Por otra parte, si tienes la suerte de alcanzar el primer equipo y afianzarte, es mucho más meritorio y más gratificante.

P: ¿Es posible que la próxima temporada te veamos jugando lejos de Nervión?
R: Si el futuro es impredecible en esto del futbol, mucho más ahora. En este momento solo quiero pensar en el presente, seguir contando con oportunidades y, si puede ser, seguir en Sevilla muchos años más.

P: Un jugador como tú, sevillista desde pequeño, ¿qué siente cuando se acerca el que puede ser tu primer derbi como integrante de la plantilla?
R: Si tengo la oportunidad de estar en el derbi, va a ser otro de mis sueños cumplidos. Para un canterano y sevillista como yo, una de las cosas más importantes y más ilusionantes es poder disputar un derbi en primera división.

P: ¿Cuál es tu sueño futbolístico para los próximos años?
R: Mi sueño para los próximos años es afianzarme en la primera plantilla del Sevilla, ganar con mi club los máximos títulos posibles y seguir contando para la selección.


*****

Para terminar, aprovecho estas líneas para darle las gracias a Antonio por hacerme tan fácil el trabajo y para desearle mucha suerte en el partido de mañana. Un abrazo.




"Dichoso el que le gustan las dulzuras del trabajo sin ser su esclavo."
Benito Pérez Galdós

3 de enero de 2012

La ciudad

En la ciudad, los ojos de esa mujer tras el cristal y la luz roja consiguen intimidar a un muchacho que pasa la veintena. Ese descaro, esa fuerza. Como un pez que navega en un mar inmenso y que sabe por lo que lucha y lo que busca.
Un niño amanece, deja de dormir, deja de soñar mientras la bombilla roja de la planta baja del bloque se apaga tras ocho horas de lucha e inhibición.
En la ciudad, una familia vuelve a la gran guerra y se esconde tras una estantería. Los ojos de una posible anciana miran tras la cortina en la que se ve la realidad más allá de su cautiverio. Vislumbra las tropas. Es capaz de ver las estrellas en los brazos y como caen constelaciones tras los enormes estruendos.
En la ciudad un hombre cruza la acera y se adentra en ese mundo bajo una fina lluvia, escondido en las profundidades de su capucha. Las gotas que caen se mezclan con el humo del ambiente.
Un camarero que no vende alcohol muestra donde adquirir un encendedor y suspira porque no es de su agrado todo lo que envuelve su trabajo. -“Acordarse de vivir”- se dice a sí mismo.
Alguien anda, perdido en divagaciones y extractos mientras cualquiera cae en la mayor de las tranquilidades de un cacahuete. Todo tan pequeño pero tan inmenso a la vez. Una gota, una luz, un visitante perdido, una reflexión, una farola. En la ciudad alguien está viviendo una experiencia mágica mientras dos calles más abajo aparece corriendo una ambulancia por exceso de ignorancia.
Millones de bicicletas reinan las avenidas, las aceras. Un visitante sorprendido busca sin suerte los frenos ante lo que parece una colisión inminente. Es inevitable.
En la ciudad, reina la ley de la doble moral. A nadie le importa lo que cualquiera pueda hacer mientras esto no le afecte personalmente. Los ojos desencajados de algunos turistas a ciertas horas de la madrugada son un claro ejemplo de ello. No es el frío, que también lo encuentras fácilmente en la ciudad. Es, otra cosa.
Calle abajo andan cientos de personas. Son muchas las soledades que se buscan cada noche. Da igual el aspecto que tengas, nadie estará pendiente de ti.
En la ciudad puedes entrar en el que quieras. Hay uno para ti si te apetece tener de fondo el mejor y más antiguo estilo de reggae. Hay otro si lo que quieres es que te entren ganas de salir a bailar. Piensa y busca tu estilo. Una vez dentro, solo tienes que apretar el cigarrillo entre los labios hasta sentirlo casi como parte de la boca.

En la ciudad, un catalán generoso de esfuerzo y de palabras les cuenta a sus espectadores: “A ellos les da igual como seas aparentemente. Aquí, en la ciudad, todos sois personas iguales”.

(Mi regalo del nuevo año para los cinco, espero que os guste)