11 de julio de 2011

Diálogo (1)

- Bueno tío, no le des más vueltas, tampoco es para tanto – dijo a la vez que dejaba de nuevo el vaso en la barra.
- ¿Cómo que no es para tanto? ¡Era tan fácil! - aulló mientras levantaba la cabeza y se le veían los ojos rojos y brillantes.
- Mira, a ver. Las cosas no se planean. Tú mejor que nadie sabes que por más que te propongas ser perfecto o agradar a todo el mundo, siempre existirá alguien a quien, aunque sea inconscientemente, le causes más daño que beneficio.
- Lo sé. Entiendo perfectamente lo que me dices. Pero, es inevitable que siga revolcándome en los porqués, que me niegue a asumir esos cambios que me pillan por sorpresa.
- Mira amigo, voy a decírtelo una sola vez, así que estate atento. Los cambios son necesarios en la vida. Sé que tú eres especialista en negarlos, y que sigues empecinado en mantener esa dichosa puerta abierta; pero hay circunstancias que te obligan a avanzar. Hoy simplemente debe servirte para darte cuenta de que no, que no vuelve. Pero no por orgullo, ni por soberbia. Simplemente ya no es ese el sitio en el que encajas. Nada en esta vida permanece quieto, todos avanzamos. Por tu propia salud mental, por amor a ti mismo, despréndete de lo que ya no merece estar en tu vida. En referencia a lo de la puerta, deja que pase el tiempo y brinda conmigo.
- Salud – exclamó antes de chocar los vasos y dejar que el whiskey le iluminara el alma.
- Cambia la cara. Y disfruta, coño. Que la vida son dos días, y éste ya te lo llevan de ventaja.

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