Camisetas despintadas, vaqueros gastados y un agujero en la
punta de cada zapato. Rondan la treintena, y el pelo cubre sus caras desde hace
semanas. Es obvio que no son familia, pero por la apariencia que tienen y la
forma en la que hablan, bien podría decirse que acaban de salir de cualquier
callejón de Los Banderilleros. Algunas familias pasan por su lado y los miran
con un gesto entre desprecio y miedo. Ellos, como les gusta decir: “a su bola,
que digan y piensen lo que quieran”
Sevilla. Alameda de Hércules. Dos menos cuarto de la
madrugada. La plaza abarrotada, un banco, unos litros, y una conversación.
– ¡Qué estupidez eso de yo soy feliz si tú eres
feliz! – dice mientras quita el papel de Cruzcampo que cubre la botella.
- – ¡Ojú! ¿Ya estás con las reflexiones de amargao? En serio, ¿por qué te ha dao ahora por ahí? – agarra la botella
que le devuelve su compañero
- – No tío. No son reflexiones de amargao. Es que ayer vi como un chaval
le decía eso a la parienta y yo creo que eso es una absoluta gilipollez.
- – ¿Una gilipollez por qué? Si tú quieres a una tía
y la ves feliz, pues eso te hace a ti estar bien. Es lógico, ¿no? – se sienta
en el respaldo a la vez que pronuncia estas palabras.
- – Pues yo creo que no. Sí tú quieres a una jipa y la vez feliz, tú lo que quieres
es que lo sea aún más. Porque, aunque tú estés bien cuando a ella la ves bien,
lo que realmente te gusta es ser tú el motivo de su felicidad. En el fondo
somos todos unos putos egoístas. Eso de “yo soy feliz si tú eres feliz” es una
patraña. Yo soy feliz si consigo hacerte feliz – un profundo trago a la cerveza
acompaña el final de sus palabras.
- – Hombre, visto así... – levanta los hombros a la vez
que aprieta los labios.
- – En serio, tío. Si tú la quieres, demuéstraselo.
Búscala, sorpréndela y enamórala. Disfruta de la vida, que dura un rato y haz
lo que te nazca hacer sin dejarlo para otro día. El mundo está lleno de resentías con su pareja que consideran
que no les da lo que se merecen y de mongolos
que no supieron cuidar lo que tenían y se aburrieron antes de darse cuenta
que la felicidad está en ser feliz haciendo feliz a quién tenemos a nuestro
lado. ¡Anda y que les den a todos!
"La suerte nunca se olvida" (Malviviendo)
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